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16. Una nueva vida - la única solución al problema humano

Todos los humanos vivimos una sola vida, aunque seamos individuos diferentes. No hay excepción. Todos tenemos un único origen, y está en la creación. La ley de la herencia fue establecida en la creación. La Biblia nos muestra que Dios creó un solo individuo en el principio: Adán. A través del relato bíblico de Génesis 2, sabemos cómo Eva fue creada a partir de Adán. Dios tomó una costilla de Adán y formó a Eva a partir de ella. Al igual que Adán, Eva también tuvo que vincularse espiritualmente a Dios a través de la identidad correcta del ser creado. Todos los hijos que habrían salido de Adán y Eva en este estado habrían tenido la vida de Adán y por lo tanto podrían haber vivido para siempre.

Adán estaba conectado espiritualmente a Dios y tenía la identidad correcta: "Soy un ser creado". Todos los seres humanos proceden de Adán. Según el plan de Dios, el hombre debía vivir y reproducirse indefinidamente.

Pero las cosas resultaron diferentes. Adán y Eva se engañaron a sí mismos creyendo que podían cambiar su identidad y llegar a ser como Dios. Este autoengaño los llevó a separarse de Dios. Sin embargo, como la dependencia espiritual está incorporada en las funciones del espíritu, inevitablemente llegaron a depender espiritualmente el uno del otro. Ya no podían confiar en Dios y Su ley inmutable. Ya no podían creer en la palabra de Dios. Así que ambos pusieron su confianza y fe en el otro. Sin embargo, a través del autoengaño, las personas se ven a sí mismas como espiritualmente independientes. Viven en una esfera imaginaria, creyendo que piensan libremente y no se dan cuenta de que, en realidad, todos sus pensamientos dependen únicamente de lo que otras personas dicen o hacen. He podido reconocer este autoengaño a través de la enfermedad física, porque la enfermedad revela la falsa dependencia espiritual.

El amor que una persona necesita sólo puede provenir de la fuente que le fue destinada desde la creación del mundo. Al igual que Dios estableció desde el principio de dónde obtenemos el oxígeno - del aire y no del agua - también estableció de dónde y con qué podemos satisfacer exclusivamente nuestras necesidades espirituales. Si intentamos respirar profundamente mientras estamos bajo el agua, no acabaremos bien. Lo mismo ocurre con la dependencia espiritual: si tomamos nuestro amor de las personas, es como tomar oxígeno del agua.

Es muy difícil hacer que una persona se dé cuenta de este terrible estado de autoengaño, porque en la medicina y en la ciencia en general, no tenemos suficientemente claro el aspecto espiritual del desarrollo de la enfermedad.

Reconociendo el autoengaño por el que el hombre se cree Dios, se comprende fácilmente de dónde vienen todas las enseñanzas que niegan a Dios. Pero incluso las personas que no niegan directamente a Dios no saben por qué necesitan a Dios. Lamentablemente, las religiones no son una referencia al amor del Creador, sino que presentan la imagen de un Dios controlador y dictatorial. Por lo tanto, se puede decir que, al final, todos los hombres están en conflicto con Dios. Ya no pueden acercarse a Él. Durante miles de años, la gente ha intentado de diversas maneras suplir la falta de conexión con Dios. Muchos esperan encontrar una solución a su problema en religiones o ideologías. Ya sea Buda o Marx, Confucio o Gandhi, el objetivo es siempre resolver el problema humano de una forma u otra. Sin embargo, ninguno de estos intentos corrige la falsa identidad.

La vida de Adán, de la que todos procedemos, está en última instancia separada de Dios. Esto significa que ya no podemos vivir eternamente y debemos morir. Si no hubiera forma de salir de este estado de muerte, ninguna forma de reemplazarlo y pasar a una vida temporalmente ilimitada, no estaríamos vivos.

¿Es posible lograr un cambio en una persona que erróneamente se cree un dios?

Caso 15

En Myanmar conocí a un monje budista que tenía unos 50 años. Tenía la glándula tiroides muy aumentada, hipertiroidismo y graves problemas cardíacos. Ningún medicamento le había ayudado. Hacía diez años, su mujer se había separado de él y se había llevado a sus hijos. Entonces se hundió en la depresión y los juegos de apuesta. Al cabo de un tiempo, se jugó todo el dinero de sus padres, unos 60.000 dólares. Era una fortuna, porque en Myanmar sólo se gana un dólar al día. Después de apostar todo el dinero, cayó en un profundo remordimiento por haber arruinado a sus padres con sus acciones. Se hizo monje, meditó mucho y buscó la paz, pero todo fue en vano.

¿Qué enfermó a este hombre? ¿Quién le causó los problemas de tiroides? La respuesta es: él mismo. Su espíritu controla todo su cuerpo, incluyendo la tiroides y el corazón. Su espíritu estaba dolido y no veía solución a su problema. Él dependía espiritualmente del amor de su esposa e hijos. Cuando perdió este amor, no vio otra solución que conseguir de alguna manera buenos sentimientos a través del juego. El juego era un sustituto del amor. No el juego en sí, sino la gente con la que jugaba. Pero incluso ellos desaparecieron cuando se acabó el dinero. No se dio cuenta de que se estaba metiendo en problemas más graves. Su enfermedad física era un reflejo de su falsa dependencia espiritual. Su espíritu no tenía solución. Ni el monaquismo ni la meditación le trajeron curación alguna. ¿Qué le ofrecí como solución? "Necesitas una nueva vida con una nueva identidad".

¿Por qué una nueva vida con una nueva identidad? Porque con la vieja vida el hombre sólo puede conectarse con los seres humanos - y a veces con los animales - para satisfacer sus necesidades espirituales. Con la identidad "Yo soy Dios", la vieja vida no tiene capacidad para conectarse espiritualmente con Dios. Si esto fuera posible, no habría necesidad de una nueva vida a través de la cual conectar con la única fuente de amor, Dios. Todos los problemas humanos pueden resumirse en una pregunta: ¿De quién dependo espiritualmente? La dependencia de Dios es fisiológica, normal y no hay alternativa a ella.

Ya hemos visto que no se puede elegir entre las necesidades y las fuentes para satisfacerlas. En el momento en que una persona pierde la fuente de satisfacción de sus necesidades, ya no puede vivir. Si ya no tiene acceso al agua fresca, debe morir. Del mismo modo, no puede existir si no tiene acceso a una fuente de amor. El hecho de que vivamos por poco tiempo, aunque estemos separados de la fuente de amor, ósea, de Dios, es sólo por Su gracia, para que podamos salir de la vida vieja y entrar en la vida nueva. Si una persona pierde esta oportunidad temporal de cambiar su estado, lo único que le queda es la inexistencia, la muerte eterna.

Por lo tanto, nuestras enfermedades y síntomas son a la vez una indicación y una advertencia de que estamos espiritualmente atados a una fuente errónea (otras personas) con el fin de que podamos reconocerla como falsa. Como resultado, se nos da la opción de elegir dejar ir el error de la vieja vida y reemplazarlo con la verdad de la nueva vida, conectándonos con la verdadera fuente de amor y vida.

¿De dónde procede la nueva vida? ¿Cómo se creó?