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4. ¿De dónde vienen los pensamientos?

Surge la pregunta: ¿de dónde viene el pensamiento o quién lo "hace"? Intenté responder a esta pregunta basándome en información absoluta, porque no quería guiarme por mi punto de vista subjetivo.

De la estructura absoluta del cuerpo humano podemos aprender muchas cosas. Como, por ejemplo, al igual que una tablet se compone de muchas partes, el organismo se compone de muchos órganos interconectados. Funcionan en compleja interacción. Pero todos los órganos de un organismo necesitan ser controlados y dirigidos desde algún lugar. Por lo tanto, debe haber un centro que los conecte a todos. El punto de conexión de todo el organismo es la corteza cerebral. Toda la persona está centrada en nuestra corteza cerebral. Aquí es donde se conectan todos los "cables" en forma de las vías nerviosas que controlan el cuerpo humano.

Así pues, en el siguiente paso examinaremos más detenidamente la estructura del cerebro. El cerebro está formado por dos hemisferios o mitades del cerebro. Las cortezas cerebrales de estos dos hemisferios no están conectadas entre sí. Por lo tanto, se puede hacer una incisión en el centro sin cortar la corteza cerebral. Si se destruyeran las estructuras subyacentes del cerebro, la corteza cerebral permanecería íntegra. Esto responde a la pregunta de por qué tenemos enfermedades físicas unilaterales.1

La corteza exterior es una capa corrugada de sólo 4 a 5 mm de grosor. Está formada por miles de millones de células nerviosas, también llamadas neuronas. Las neuronas funcionan como cables conductores que se extienden desde la corteza cerebral por todo el cuerpo. De este modo, todo el cuerpo se concentra en la corteza cerebral. Todo lo que ocurre en el cuerpo inicia en la corteza cerebral. Desde allí, las vías nerviosas van al centro del cerebro, el llamado sistema límbico. Luego se dividen, cambian del lado derecho al izquierdo y viceversa, y luego continúan por todo el cuerpo.

Toda función física inicia con un impulso eléctrico en la corteza cerebral y desencadena todos los pasos posteriores en el organismo. Además, cada una de las vías nerviosas está aislada. Sólo así puede llegar la corriente al lugar correcto del cuerpo y, por ejemplo, mover con precisión el dedo meñique. Este impulso eléctrico se transmite al sistema límbico. Allí, el impulso da lugar a una primera reacción química, que se envía inmediatamente a la corteza cerebral - la así llamada emoción. Esta señal es la primera respuesta sobre lo que el impulso eléctrico está haciendo en el cuerpo, indicando si es apropiado para el cuerpo, como diciendo: "me sentiré bien, o no".

¿De dónde vienen los pensamientos? ¿Se originan en el cerebro, por ejemplo en la corteza cerebral, o más bien en el sistema límbico? ¿O se originan fuera del cerebro, fuera de la corteza cerebral? La ley de la naturaleza nos ayuda de nuevo a encontrar la respuesta.

La medicina convencional sostiene (en términos simplificados) que el pensamiento surge entre las sinapsis de las células nerviosas de la corteza cerebral.2 Las ondas cerebrales y la química interactuarían y, en el curso de tal proceso, surgiría una idea. Pero hay miles de millones de células nerviosas. ¿Cuál de ellas tiene la función de controlar los pensamientos? ¿Cuál toma la decisión final? Debe haber un botón de inicio en alguna parte, al menos algún tipo de punto de partida, similar a un instrumento técnico.

De ahí la pregunta: ¿puede el cerebro pensar por sí mismo? Para dar una respuesta definitiva a esta pregunta, tenemos que analizar de qué está hecho el cerebro. Como toda la materia conocida, está formado por átomos. Los átomos de los distintos elementos de la tabla periódica pueden reaccionar entre sí, y sabemos mucho sobre los procesos de reacción química que tienen lugar.

Estas reacciones:

  • sólo pueden producirse en función de factores externos;
  • no pueden producirse por casualidad, porque las condiciones y los posibles resultados de una reacción están siempre predeterminados;
  • pueden tomar, almacenar y transmitir energía e información.

A nivel atómico, las reacciones químicas están determinadas por las leyes de la naturaleza y se producen siempre de la misma manera. Es la única manera de producir, por ejemplo, un cemento de construcción que cumpla con determinadas normas. Conocemos dispositivos electrónicos con los que podemos trabajar porque la química absorbe información y la almacena de forma accesible. La química también puede absorber y transferir calor.

Al mismo tiempo, sabemos lo que es naturalmente imposible con los elementos químicos. Los ordenadores no tienen pensamientos, no pueden pensar, aunque tengan reconocimiento facial o la llamada "inteligencia artificial" y puedan reaccionar. Pero "reaccionar" no significa "pensar".

Los elementos químicos:

  • no pueden sentir nada (un teléfono móvil no siente nada);
  • no pueden elegir, es decir, no pueden tomar decisiones;
  • no pueden controlarse ni destruirse a sí mismos;
  • no pueden tener conciencia (¿Cuánta conciencia tiene una tablet?);
  • no pueden reflexionar o tener conocimiento de sí mismos;
  • no pueden tener moralidad.

Concluyendo, los elementos químicos no pueden ser la fuente de los pensamientos. Pero ¿de dónde vienen los pensamientos? ¿Por qué el ser humano puede pensar? Según la ley de la naturaleza, el cerebro no puede pensar de forma independiente, ya que está compuesto enteramente de química.

Los seres humanos pueden sentir y pensar, pero los elementos químicos no pueden sentir. El nervio del dedo lesionado envía un impulso nervioso al cerebro tras el cual surge la sensación de dolor. ¿Quién siente el dolor? ¿Dónde se localizan las sensaciones? La existencia de estas sensaciones es en sí misma una buena prueba de que el ser humano no puede estar hecho sólo de química.

Además, los seres humanos pueden autodestruirse, a diferencia de los elementos sin vida de la naturaleza, que no tienen esta capacidad. La ley de la naturaleza no permite que la materia se autodestruya. Sin embargo, los seres humanos pueden saltar por la ventana del undécimo piso en respuesta a una información que no satisface su necesidad espiritual. Esto ocurrió con el novio de una de mis pacientes. Cuando ella le dijo por teléfono que la relación había terminado, él saltó por la ventana y murió durante la llamada.

Un elemento químico, por ejemplo, una tablet, no puede autodestruirse. Sin embargo, los animales pueden autodestruirse. Por ejemplo, cuando su dueño muere, los gatos o los perros suelen enfermarse gravemente y morir. Otros animales se niegan a comer hasta que mueren. ¿Por qué se comportan así?

Tiene que haber algo en los humanos y también en los animales, que primero les trae la idea de autodestrucción antes que tomar tal decisión.

Las personas tienen capacidades cognitivas; pueden estar felices o molestos con otras personas. Esto significa que pueden percibir conscientemente la información y reaccionar ante ella de forma reconocible. Las personas también pueden elegir. Eligen a su pareja, su profesión o incluso su coche. La materia no puede hacer ninguna de estas cosas.

¿De dónde viene esta capacidad del ser humano? ¿Cuál es su fuente? ¿Es el cerebro el que es capaz de estas cosas? La ley de la naturaleza descarta la posibilidad de que un órgano compuesto exclusivamente de química pueda pensar. Lo que queda por aclarar es: ¿en el ser humano qué es exactamente lo que le da la capacidad de pensar? Sólo entonces podremos responder a la pregunta de dónde proceden los pensamientos.


  1. Según la ley de la herencia, las dos cortezas cerebrales están cada una específicamente relacionada con unos de los padres. 

  2. Eccles, J. C. (2000) ofrece una visión general: How the self controls the brain. (Cómo el yo controla el cerebro) (3ª ed.) Piper. Destaca su afirmación sobre los límites de las soluciones materialistas, véase p. 261 ss.