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12. ¿Quién soporta la pérdida?

La idea de sufrir una pérdida personal puede afectarle el resto de su vida. Me gustaría describir esto utilizando algunos casos bastantes difíciles.

Caso 9

Mientras estaba en el extranjero, conocí a una joven de unos 20 años que sufría depresión desde hacía 5 años y había tenido repetidamente pensamientos suicidas. Generalmente, los pensamientos suicidas provienen de la falsa identidad "Yo soy Dios". ¿Qué había ocurrido? Cinco años antes, un amigo de la guardería se había puesto en contacto con esta chica, que entonces todavía era menor de edad, y la había invitado a ir a un café en la ciudad. El chico incluso había preguntado a sus padres si podía llevarla con él y, con su aprobación, la llevó en coche. En el coche iban otros tres hombres. Se detuvieron en la carretera, violaron a la chica y casi la matan. Temiendo por su vida, la chica consiguió escapar y pidió ayuda en el pueblo vecino, pero el hombre que parecía querer ayudarla se la llevó en su coche para violarla de nuevo y casi matarla a golpes.

Esta chica pasó por dos acontecimientos terribles en muy poco tiempo. ¿Está mal lo que le hicieron los hombres? Sí, al cien por cien. Pero ¿cuál es la razón de que 5 años después esté sufriendo tanto psicológicamente? ¿Siguen siendo los hechos o su interpretación?

¿Es el trauma que no podemos evitar lo que nos hace la vida difícil? ¿O es lo que pensamos sobre ese trauma? Sorprendentemente, muchas víctimas de violación tienen una forma de pensar incomprensible desde fuera. La joven se sentía culpable de que le hubieran pasado esas cosas tan horribles. "No subiste al coche para que te violaran", le dije. Pero la mujer no estuvo de acuerdo: "¡No, pero podía haberlo evitado!". Su arrepentimiento, el pensamiento de que podría haberlo evitado, proviene de la idea: "Yo soy Dios" o "sé de antemano lo que puede ocurrir ". Pero nadie sabe lo que ocurrirá en el futuro. Sin embargo, la mujer estaba firmemente convencida de que había hecho algo mal y que por eso fue violada.

Este caso demuestra el terrible proceso de pensamiento erróneo de los seres humanos. Es difícil mostrar a los pacientes su error cuando están profundamente convencidos de que tienen razón. Si embargo, afortunadamente hay buenos argumentos para revelar el error. Así que le pregunté a la chica: "¿Qué te hace este pensamiento de creer que eres culpable?". Su respuesta fue: "Este pensamiento no me hace ningún bien".

En este punto, la joven sin duda tenía razón. Examina por ti mismo cómo te sientes cuando tienes pensamientos de culpa. El cuerpo reacciona inmediatamente y da una señal clara: se trata de un pensamiento falso y carente de libertad. Esta fue la primera prueba de que la joven estaba procesando el suceso de forma incorrecta. La segunda prueba fue la depresión que tenía, la confusión de sus procesos físicos. Su sufrimiento demostró que sus pensamientos estaban equivocados, pues su manera de juzgar la cosas era errónea.

La persona en cuestión no es responsable de lo ocurrido. Sin embargo, debe evitar utilizar este acto contra su misma destrucción. Para ello, la chica debe tener una solución a su problema.

Caso 10

Una paciente adulta mayor llevaba casi dos años con mucha tos. La tos no desaparecía ni con inhalaciones ni con medicación. Cuando venía a la consulta, la escuchaba toser desde la sala de espera. Además, padecía cáncer abdominal desde hacía 20 años, lo que le había provocado incontinencia urinaria durante 10 años. Tenía que vaciar la vejiga orinando cada 30 minutos. La combinación de tos e incontinencia era muy estresante para ella y no pudo resolver el problema ni siquiera después de varias operaciones.

La historia de la paciente era la siguiente: su madre nunca la había elogiado. Durante su infancia y adolescencia, su madre no había hecho más que aprovecharse de ella y favorecer a sus hermanos. Su madre había muerto hacía 20 años. Por lo tanto, la paciente ya no podía compensar de ninguna manera esta falta de aprecio. Ahora, incluso con casi 80 años, seguía sufriendo mucho por el hecho de que su madre no la hubiera elogiado. En realidad, tenía a su madre en su lista de deudores.

¿Qué tendría que hacer para recuperarse? Tendría que reconocer el error de que su madre no le debía ningún elogio. A primera vista, esto suena bastante duro, pero la paciente tendría que ser algo más que una hija - es decir, Dios - para que su madre le debiera elogios. Durante la sesión de consulta en la que le estaba mostrando las funciones del ser humano y la ley de la naturaleza, le expliqué: "Para estar sana, es necesario que ame a su madre y la libere así de la culpa. Pensar que su madre se ha aprovechado de usted es estresante, y su cuerpo lo demuestra claramente".

Como la paciente era una mujer creyente, le aconsejé que orara a Dios para que la ayudara a cambiar de opinión sobre su madre y así poder amarla. Al cabo de tres semanas, la paciente volvió a la consulta. Aunque pasó más tiempo sentada en la sala de espera, no la oí toser. Cuando llegó a la consulta, me dijo radiante de alegría: "No he vuelto a toser desde la última vez que vine y mi vejiga volvió a funcionar perfectamente". Durante la oración de la noche, había expresado a Dios su deseo de poder amar a su madre y, gracias a ello, se había curado.

Nuestro espíritu es responsable de lo que ocurre en nuestro cuerpo. El espíritu causa un problema en el cuerpo porque cree que los demás le deben algo que absolutamente necesita.

Caso 11

Una paciente, de unos 60 años, tenía un cáncer avanzado. La historia de su vida no era agradable. A los tres años su madre la rechazó. A los 13 años, fue violada por el hermano de su amiga. El hombre con el que se casó resultó ser un pedófilo que abusaba de sus propios hijos. Cuando ella lo descubrió, se divorció de él, pero el daño causado permaneció en su mente como una pérdida personal. Pasaron ocho años desde el divorcio hasta que enfermó.

Pongámonos en el lugar de esta mujer. Ha sido perjudicada muchas veces. Todo empezó en su infancia. ¿Pueden los que la perjudicaron reparar lo que hicieron? No, la injusticia que ha vivido no puede ser reparada. Pero su sentido de la justicia se lo exige. No puede anular su deseo de justicia. Por eso se destruye a sí misma al no poder satisfacer su sentido de justicia.

Independientemente de su contenido, todos los pensamientos parten de una verdad o de una mentira sobre uno mismo. No existe una zona intermedia o neutral. El verdadero problema es siempre la mentira sobre nosotros mismos. Como todo esto sucede en rápida sucesión en el subconsciente, tenemos que cuestionar conscientemente nuestra forma de pensar sobre los eventos de pérdida.

Por lo tanto, analicemos las diferencias fundamentales entre las dos identidades "Yo soy Dios" y "Yo soy un ser creado".

Dependencia:

  • Si soy un dios, soy espiritualmente independiente, porque produzco la información que necesito.

  • Si soy un ser creado, entonces mi espíritu es un canal y automáticamente dependo espiritualmente de mi Creador.

Propiedad:

  • Si yo soy Dios, todo me pertenece.

  • Como ser creado, nada puede pertenecerme.

Independencia:

  • Si soy un dios, lo hago todo por y para mí mismo.

  • Como criatura, no puedo hacer nada de mí mismo. Sólo doy lo que he tomado antes.

Punto de referencia:

  • Si soy un dios, todo gira a mi alrededor.

  • Si soy un ser creado, nada gira a mi alrededor.

Al final del proceso de pensamiento, siempre queda la clasificación de ganancia o pérdida. Sin embargo, no se puede aceptar la pérdida personal. Por lo tanto, queda por responder la pregunta: ¿existe realmente una pérdida personal o es sólo un engaño? Basado en la desesperanza del espíritu, el efecto destructivo que tiene sobre el cuerpo de la persona que piensa en la pérdida y de acuerdo con la ley de la naturaleza, la pérdida personal debe ser expuesta y entendida como un engaño.

Si alguien, desde la perspectiva de un ser creado, es incapaz de procesar la injusticia que ha vivido, permanece atrapado en ella el resto de su vida y tiene que sufrir enfermedades y dolores físicos. He hablado con algunas personas que siguen sufriendo después de 40, 50 o 60 años, toda su vida, porque algo malo ocurrió en su infancia. No tenemos elección. Tenemos que calcular y evaluar todo lo que experimentamos. Tenemos que pensar y no podemos evitar, ocultar u omitir este proceso de pensamiento. Sin embargo, hay libertad de pensamiento cuando sé desde qué perspectiva estoy pensando. Quien adopta la perspectiva del ser creado, que es la verdad sobre nosotros mismos, se vuelve libre y sano, dependiendo de la gravedad de la enfermedad.